domingo, 21 de noviembre de 2010

Domingo 21 de noviembre 2010


¿A DÓNDE IRÁN A PARAR MIS ALAS?


¿A dónde irán a parar mis alas,
las que soltaron bridas en su largo andar?
¿A dónde irán después que me vaya
a la remota tierra que me va a guardar?

¿A dónde irán sus fieles difuntos,
los que algún día las quisieron sin jamás;
qué rara flor lanzarán al viento
alguna tarde triste de mirar al mar?

¿A dónde irán si un día no vuelvo,
cuando un recuerdo, terrible o bello, sea mi razón?
¿Qué quedará en el sentimiento,
si algún invierno, si primavera, si un corazón?

¿A dónde irán a parar mis alas,
las que al amor llevaron en su azul volar?
¿Acaso allá, al sur de una estrella,
un porvenir un día las encontrará?



27 de noviembre de 1979.
Andaba con ¿A dónde van? de Silvio, en la cabeza, y el pensamiento siguió hacia esta canción.

domingo, 14 de noviembre de 2010

UN LLAMADO A QUE NOS APODEREMOS DEL CHE
Palabras del investigador y ensayista cubano Fernando Martínez Heredia al presentar Che. Un hombre nuevo, documental de Tristán Bauer, en la Sala “Charles Chaplin” de la Cinemateca de Cuba.
Cuando la imagen del Che regresaba por todas partes, Tristán Bauer se propuso hacer un filme sobre él, pero no para mostrar esa imagen simplemente, o para presentarse en un aniversario. Por eso ha debido investigar y trabajar durante doce años antes de terminarlo. Fue, como otros, a los testimoniantes, y mucho más que otros a los documentos, pero con propósitos que hicieron singular a su obra. Consiguió lo que nadie de los familiares del Che, y documentos que no se habían visto, pero no los utilizó como trofeos. Tristán lo ha dicho: “Hurgar en la profundidad, encontrar la profundidad en el conocimiento de los testimonios de la época del Che y, sobre todo, de sus testimonios personales y sus escritos, y también las fotografías que tomó, su particular manera de ver el mundo a partir de la fotografía.” Y enfrentó el desafío que él mismo se había puesto: “intentar trasmitir el concepto de un hombre que estudia, que realiza una reflexión teórica profunda y al mismo tiempo se entrega a la acción y predica con el ejemplo.”
El resultado es Che. Un hombre nuevo, un repertorio que se sirve de la tremenda capacidad sintética del cine y que utiliza como vehículo de su férrea organicidad la secuencia de la vida de Ernesto Che Guevara, para ofrecernos al ser humano y al pensador revolucionario. Uno de los muchos aciertos del filme es la capacidad de combinar esos elementos en vez de darles turnos o superponerlos, ofrecer con claridad las ideas y los problemas al mismo tiempo que evita el didactismo, indicar lo más importante sin perder la naturalidad, e inclusive acudir al humor.
En Che, un hombre nuevo no hablan del Che, es él mismo el que toma la palabra. Numerosas grabaciones le han servido, en muchos casos expuestas al público por primera vez, y la voz de un sobrino del Che lee textos no grabados que interesan al objetivo del cineasta. La fuerza y la convicción extraordinarias de aquella voz pausada se escuchan a lo largo de toda la película, desde el inicio sobrecogedor en que dice para Aleida el poema “Los heraldos negros”, de Vallejo. La emoción y el peso del contenido de los mensajes se unen y golpean al espectador, y le piden ser activo frente a ellos. Bauer no es inocente: “mi cine aspira a una voluntad de cambio; eso explica que haya hecho esta película,” dijo en diciembre pasado, “para proponer una mirada sobre el pasado con voluntad de avanzar hacia el futuro.”
Quiero destacar el rescate del pensamiento del Che que logra Tristán. Ernesto adquirió formación para ser hombre de pensamiento y de letras, y su vocación revolucionaria lo convirtió en un famoso hombre de acción. Actuó sin descanso ni medida en la creación de una nueva sociedad en Cuba entre 1959 y 1965, y otra vez fue sobre todo un hombre de acción en los dos y medio últimos años de su vida. Sin embargo, el pensamiento es un hilo conductor de toda su existencia, y supo comprender la necesidad ineludible de que la revolución de liberación de todas las dominaciones se piense a sí misma y sea capaz de guiarse por ideas, planear su actividad, la formación de personas nuevas y el desarrollo de nuevos países, es decir, la creación de nuevas realidades y nuevos proyectos.
A esa luz, los diarios y cuadernos del Che adquieren sus verdaderas dimensiones. El combatiente, el caminante, está lejos de la mesa y la silla, pero conoce el valor de la palabra escrita. Su voluntad y su intelecto le permiten anotar lo que sucede y valorar lo que lee, siempre en función de problemas y objetivos que están en su pensamiento, con vista a una profundización que considera imprescindible y a tareas intelectuales de mayor alcance que siempre planea realizar, hasta en las situaciones en que parece imposible pretenderlo.
Resulta entonces natural que el guerrillero no siga los consejos que le ha dado al combatiente respecto al peso de su mochila, y cargue siempre libros consigo, aunque no haya comida y la muerte esté a la vista. El filme nos muestra un Che que sabe qué conocer como viajero, que mira, goza o aprehende con su cámara fotográfica, que estudia y tiene criterios sobre los temas más importantes del mundo en que vive, y hace lo mismo con las ideas de los clásicos del pensamiento o de los autores más recientes. Pero va mucho más allá, al ofrecernos pistas para que conozcamos el pensamiento que produjo Guevara, el aporte teórico más importante de nuestra revolución. Puede ser de pasada, como cuando pide que se busque en las personas que quedan en los márgenes de una sociedad sus sentidos quizás más profundos, o puede tratarse de una cuestión central, como cuando llega a la conclusión de que en la Unión Soviética está en curso un proceso que llevará al regreso al capitalismo.
El Che elaboró una concepción teórica sobre la transición socialista, y libró una batalla intelectual —tan trascendente como sus batallas a tiros— por lograr que los revolucionarios socialistas del mundo que fue colonizado y neocolonizado comprendieran que esa concepción expresa el camino cierto de la liberación factible, y la asumieran prácticamente. Y también reafirmó un axioma que hoy no está muy claro en muchos lugares: lo primero es tener una revolución, sin ella no es posible avanzar, pero para tener una revolución es imprescindible la movilización del pueblo.
Che. Un hombre nuevo ayuda en la labor necesaria de liberar al Che de los lugares comunes con los que nos quitamos la posibilidad de comprender su legado, asumirlo y sacarle provecho. Por ejemplo, la creencia en que era un hombre muy bueno que no le dio suficiente importancia a lo material. Porque el Che sabía lo fundamental, que es la necesidad de que los factores subjetivos predominen a lo largo de todo el proceso del poder de transición socialista —y que solo ese predominio de lo subjetivo nos salvará—, fue que realizó descomunales esfuerzos en el campo de la economía, tanto en la práctica, mediante una experiencia que involucró a cientos de miles de cubanos y que ha sido olvidada, como a través de estudios muy profundos de teoría y de técnicas de Economía. Che pudo escribir con razón que el pensamiento marxista acerca del socialismo estaba en pañales, pero al mismo tiempo hacía todo lo posible porque en Cuba alcanzara pronto la adultez y se combinara con prácticas que hicieran viable el socialismo. De un juvenil “odio a la civilización” que era tan malvada y mezquina con los humildes pasó pronto a desarrollar una crítica rigurosa de la modernidad capitalista, un logro más admirable cuando se recuerda que en esos años se luchaba a brazo partido porque llegaran a todas las cubanas y cubanos los frutos de las modernizaciones.
Este gran pensador no brilla, sin embargo, en la academia ni en los salones. Es el alfabetizador de sus subordinados, el creador de escuelas en plena guerra, el que se siente feliz compartiendo estudios con jóvenes combatientes como al que llama “graduado de la Universidad de Yara”. El que fuerza a su escolta a estudiar y producir alimentos. La película muestra entonces su rigurosa consecuencia, su vida de dirigente político guiado por una ética revolucionaria, de intelectual que reúne en sí a la razón y la fe, de luchador que entrega sus méritos y sus cargos a la causa de la liberación. Por eso es natural que dé clases de francés a guerrilleros y que escriba sobre Hegel en Bolivia, o que porte en su postrera mochila a Lukacs o a Trotski. Todo su trabajo y su vida y su ejemplo van en busca de lograr que la riqueza cultural acumulada se reparta y llegue a ser para todos.
La posteridad del Che, como la de los individuos más grandes, es muy difícil: ellos van mucho más allá de sus circunstancias, las trascienden y hacen propuestas que parecen excesos. En el caso del Che, como en algunos otros, la dificultad es mayor, porque él resulta sumamente subversivo contra todas las dominaciones, a la vez que ya puede plantear la conquista de un nuevo mundo y una nueva vida como un hecho posible, que se hará realidad mediante la praxis revolucionaria y la conciencia organizada. La película que verán es una buena contribución para ayudarnos a asumir esa posteridad.
¡Gracias, Tristán, muchas gracias! Qué regalo extraordinario es Che. Un hombre nuevo, en estos días de aniversario. Este llamado tuyo, tan fuerte y tan logrado, a que todos nos sirvamos del Che, nos apoderemos del Che, que tanta falta nos hace, y que le aseguremos su grandeza del único modo digno y factible, que es continuando su camino, su pensamiento y su obra, aprendiendo con él a crear realidades y a pensar, a soñar futuros factibles, a sonreír, construir y pelear.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Complaciendo peticiones. Tinto, la bombilla verde

Complaciendo peticiones. Tinto, la bombilla verde

Fui el primogénito Feliú nacido en La Habana en 1947, luego que la familia emigrara desde Matanzas. El primer nieto, hijo y sobrino. En aquel tiempo se escuchaba un novelón radial de 3 de la tarde en el que su personaje central se nombraba Tintín, y ahí mismo me gané la rifa. Silvio Rodríguez, que me conoce desde la adolescencia, me decía así como parte de la familia, y al empezar la trovaduría pues el resto de los colegas se adueñó del nombrete y así se ha difundido.
La bombilla verde tiene que ver con Monólogo, una canción antológica que copio debajo. Cuando la escuchamos, todos comprendimos que nos veríamos reflejados en ella en unos años más y algunos decidimos hacerle una jugarreta al autor. Conseguimos una bombilla verde (de 20 watts) y en combinación con Violeta Rodríguez, la noche del 28 de noviembre de 1986 –si no recuerdo mal- la colocamos en el portal de la casa de Silvio que estaba en un concierto en San Antonio de los Baños y regresaría tarde. Todos lo esperábamos dentro de la casa, a oscuras, para darle la sorpresa y cantarle felicidades. La bombilla verde estaba encendida en el portal. Escuchamos sonidos afuera y pasos que se acercaban y de pronto ruidos de evidentes tropezones. Claro, la bombilla de 20 watts en noche oscura. Al abrirse la puerta se prendió la luz de la sala y cantamos felicidades; Silvio buscaba con la vista al terminar el canturreo me dijo: Vicente, yo sé que fuiste tú, muy lindo el bombillito, pero por lo de viejo me c… en tu madre.


MONÓLOGO
Silvio Rodríguez

Favor no se molesten
que casi me estoy yendo.
No vine a perturbarles
y menos a ofenderlos.
Vi luz en las ventanas
y oí voces cantando
y sin querer ya estaba tocando.

Yo también me alegraba
entre amigos y cuerdas,
con licores y damas,
más, de eso quién se acuerda.
Una vez fui famoso,
siempre andaba viajando.
Aquí traigo una foto actuando.
Me recordaron tiempos
de sueños e ilusiones.
Perdonen a este viejo, perdonen.

Ya casi me olvidaba,
pero para mañana
van a dar buen pescado.
Hoy nos llegaron papas
y verduras en latas
al puesto del mercado.
En cuanto llegue y coma
me voy para la zona
por lo de la basura.
Como la noche avanza,
los dejo con la danza,
el canto y la cultura.

Disculpen la molestia,
ya me llevo mi boca.
A mi edad la cabeza
a veces se trastoca.
En la alegría de ustedes
distinguí mis promesas
y todo me parece que empieza.

Favor, no se molesten,
que casi me estoy yendo.
No quise perturbarles
y menos ofenderlos.
Vi luz en las ventanas
y juventud cantando
y sin querer ya estaba soñando.
Vivo en la vieja casa
de la bombilla verde.
Si por allí pasaran, recuerden.

La canción

Créeme (cuando te diga)

A Hamlet, por Quisqueya


Créeme
cuando te diga que el amor me espanta
que me derrumbo ante un te quiero dulce
que soy feliz abriendo una trinchera.

Créeme
cuando me vaya y te nombre en la tarde
viajando en una nube de tus horas
cuando te incluya entre mis monumentos.

Créeme
cuando te diga que me voy al viento
de una razón que no permite espera
cuando te diga no soy primavera
sino una tabla sobre un mar violento.

Créeme
si no me ves y no te digo nada
si un día me pierdo y no regreso nunca.
Créeme
que quiero ser machete en plena zafra
bala feroz al centro del combate.

Créeme
que mis palomas tienen de arcoiris
lo que mis manos de canciones finas.

Créeme.
Créeme
porque así soy y así no soy de nadie.


Neptuno. Mes de abril de 1975.

12 de noviembre de 2010

12 de noviembre de 2010
Bueno, gracias por estas muestras de complicidad a tan poco tiempo de aparecer este blog que aun no tengo idea de cómo conducir. Espero con la ayuda de algunos/as de ustedes/as que vaya saliendo.
Aprovecharé este espacio para contarles algunas cosas personales. Y podría comenzar por explicarles la razón por la cual Aurora de Los Andes se llama así. Ocurre que Aurora su mamá y yo la mandamos a hacer, en los primeros meses de 1982, y decidimos ponerle un nombre que ella pudiera cuestionarse si ninguno de sus padres estuviera en su adultez; ya para entonces pensábamos que en este mundo jodido tendría que venir un amanecer, y ese amanecer tendría que llegar por América, y por Los Andes. Y la vida nos viene dando la razón. Ella llegó a este tiempo por La Habana, Cuba, el 1 de enero de 1983.
Como somos pocos, aunque sospecho que por no mucho tiempo, responderé de manera personalizada.
Gracias Kitty la de siempre, Carlitos el yerno, Marta ¿?, Arlen la No. 5 (ya te había visto en algunas partes, te llamas como Arlen Siu, quizás por ella); María Tábata (llegué al fin y no por San Antonio de los baños); Mónica (a quien le creo todo lo que escribió y espero las preguntas, por el blog, por correo o por Facebook, solo que respondo en cuanto pueda); Adrimar la tímida (recuerda que tenemos la mayor riqueza: la amistad, que es una de las más altas formas del amor); Azul (por suerte no me dañan el estómago las aspirinas aunque me ponen un poco tonto las manifestaciones de cariño); Andesa, Aurora de Los Andes, mi Rabujiñi, mi Damita…, ChuletínDessigns (para morirse de la risa el nombrecito); Diego ¿?, Caselo (Silvio me ha inducido a muchas cosas en la vida, hasta cortarme los pelos después de ser un pelú tantísimos años); Gabo Sequeira (compañero de armas); Ruchita mihermanitamásqueridaylaúnica (no vi las rosas, pero da igual porque sé que llegaron al fondo de donde deben estar; Giraluna y Roberto (guárdenme ese concierto de Café del Cerro, que lo recuerdo con mucho cariño, y la grabación de la televisión); Lorena (y Adrimar, por las dudas llevo siempre una linterna).
Los quiero a todos/as. Espero poder colmar algunas de las expectativas que existan. Entre todos estoy seguro que aprenderemos más, especialmente a compartir ideas y esperanzas.

Seguimos en cuanto se pueda.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Créeme

Nunca es tarde si la dicha es buena, y ojalá que lo sea, porque estrenarse el día exacto de cumplir 63 en estos menesteres internáuticos me ponen un poco nervioso. Me consuela saber que un hermano ya lo hizo y, además del tiempo que le roba y ciertos dolores de cabeza, al final parece que el balance es a favor, porque toda comunicación es buena, y estas herramientas están para eso.
Aquí estoy, pues. Créanme si les parece bien.
Vicente Feliú